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lunes, 22 de junio de 2015

“Le asestó 40 puñaladas”

En una conversación entre un experto abogado de dilatada trayectoria profesional y una periodista experta en violencia de género, el abogado le dice a la periodista: «Lo que me parece excesivo es lo de “le asestó 40 puñaladas”, con tres o cuatro ya serían suficientes, por qué ese ensañamiento del agresor». La periodista le mira fijamente por unos instantes y luego responde: “Porque quizá es el número de veces que ella le dijo no al asesino”.
Algunos articulistas hablan de demasiadas hormonas masculinas para explicar el problema de la violencia de género. Juristas hubo que en congresos sobre la materia se quejaron de la repetición de imágenes de las mujeres muertas entrando en el furgón de la funeraria, como también se quejó el Gobierno de la mano del inspector de Aduanas en la nuca de Rodrigo Rato. Los poderes del Estado quieren trazar una imagen a su medida y para ello quieren moldear a los medios de comunicación a su antojo.
Patricia Cornwell, en Retrato de un asesino: Jack el Destripador caso cerrado, llega a la conclusión de que el autor de la muerte de prostitutas en serie en el Londres de finales del siglo XIX es el pintor Walter Sicket y no otros sospechosos, por cuestiones de carácter psicológico del protagonista. Tras examinar las evidencias físicas aportadas por la policía en los informes de los crímenes, llegó a la conclusión de que el asesino en serie era una persona frustrada, que no llegó a cumplir el canon exigido a un varón de su entorno familiar y social. La frustración fue la que le llevó a odiar a las mujeres, no su condición de excesiva masculinidad, como se suele apuntar.

Por ello, es importante poner el énfasis en la formación y en la prevención para que las nuevas generaciones de mujeres y hombres se desarrollen en condiciones de igualdad. Tenemos que ayudarles a cuestionar las pautas de género porque van cargadas de símbolos que encierran violencia hacia las mujeres.