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lunes, 21 de mayo de 2012
LAS FUENTES DE INFORMACIÓN Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO
Escribo sobre el tema motivada por la polémica generada en torno al crimen cometido en Elche y el tratamiento informativo que ha tenido en los diarios, especialmente en El País, periódico que ha tratado la cuestión incluso desde la tribuna del Defensor del Lector ayer domingo, día 20 de mayo, bajo el título Violencia machista, más allá del suceso.
Se quejan los/las lectoras sobre alusiones al pasado de la víctima y las comparaciones que se hacen con la vida que ha llevado el agresor. Con razón argumentan que no son comparables y que el pasado de la mujer muerta, sea el que sea, no puede justificar el crimen. ¿O es que no recuerdan en las redacciones de los medios periodísticos aquellas sentencias en las que algún juez quería absolver al violador porque la mujer agredida le había provocado con una minifalda? Hemos tenido que recorrer un largo camino hasta considerar violación la que se comete también en el lecho matrimonial y por qué no en un burdel (ver el caso instruido en Lugo como Operación Carioca).
Se habla de que la violencia de género tiene un tratamiento mejorable, se dice que es un problema social de primera magnitud, que se cobra al año una media de 70 vidas y que deja muchas otras víctimas como los hijos de las fallecidas, y a veces los propios agresores también se quitan la vida tras ejecutar el asesinato. Siendo como es un problema de gran calado, sin embargo, no parece preocupar como lo hace el terrorismo, por ejemplo. Y esta situación enerva a la gente que vive de cerca el problema.
En cuanto al tratamiento informativo se resalta en el artículo de opinión citado que ha mejorado en los últimos años y que estudios como alguno de los presentados en el congreso de Comunicación y Género de Sevilla este año así lo ponen de manifiesto. Lo chocante es que se ofrezca como mejorable que en un 70 por ciento de los casos la fuente de información sobre violencia de género sea institucional, judicial o policial y que en un 42 por ciento de los casos se trabaja con una única fuente. No podemos inventar los periodistas las fuentes, pero alguien tendría que canalizar la información que necesariamente tiene que proceder de las instituciones y esas tendrían que ser fuentes fiables, instruidas en violencia de género y dar por concluidos o no los casos según proceda.
En la Policía se generaba décadas atrás información que perfilaba los casos y en ocasiones los daba por finiquitados, otras veces fabricaba iconos como el de El Lute, pero sin duda esa labor policial no puede ser sustituida por una descalabrada situación como la actual en la que reinan las fuentes ocasionales, por lo que se ofrece una información desestructurada y sin pautas. La violencia de género y la ley que la regula está esperando que se le muestre el camino por dónde seguir el rastro al asesino.
Las/los psicólogos expertos en violencia contra las mujeres saben cuáles son los perfiles de los agresores, por qué actúan así, qué les mueve, qué les condiciona, por qué se sienten fracasados e incluso pueden saber cuándo van actuar. A veces la información sobre las muertes por violencia machista hace referencia a que las víctimas no habían denunciado a sus agresores. Algunas veces también mencionan que las muertas estaban en trámites de separación o se habían separado recientemente. Esos sí que son datos relevantes en la información.
Nos quejamos de que los políticos ya no quieren ruedas de prensa o las hacen sin admitir preguntas, que nos sustituyen las fuentes por agresivos y herméticos gabinetes de prensa, pero la Policía y la Guardia Civil han perdido los suyos, los juzgados no pueden dar información sobre ciertas investigaciones y casos. Debemos exigir fuentes de información fiables y válidas porque sólo así podremos valorar si la información sobre violencia de género ha sido bien o mal tratada en los diferentes medios de comunicación. Y esos gabinetes de las instituciones deben ser los encargados de hacer seguimiento de los casos. A ellos hemos de pedirles explicaciones sobre resoluciones policiales y judiciales de cada caso, porque no se habla de lo que se va perdiendo por el camino debido a la rutina en la que se mueven los profesionales del periodismo, y esa es información muy válida para completar el ciclo.-
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