Se
estima que más del 60 por ciento de la población mayor de 60 años es hipertensa.
De hecho, según el estudio "Prevalencia de la hipertensión arterial en
población mayor de 65 años ingresada en un Servicio de Medicina Interna"
publicado en Anales de Medicina Interna
en diciembre de 2006, así lo confirma.
Se
refiere a población ingresada en ese departamento del Hospital Clínico
Universitario de Santiago de Compostela, pero bien podríamos estar hablando de
cualquier otro hospital. Es más, estos son enfermos que ya saben cuál es su
mal, el problema es que se calcula que unos 4 millones de españoles son
hipertensos sin saberlo.
La
hipertensión está considerada como enfermedad asintomática, pero causa graves
episodios relacionados con el aparato circulatorio. De hecho figura en el
primer puesto de factores de riesgo cardiovascular como la insuficiencia cardiaca,
ictus, insuficiencia renal y otras.
Es en
los grupos de riesgo donde más se controla la presión arterial para prevenir
episodios como los señalados, ¿pero cómo se controla la hipertensión? Dejamos a
los especialistas que sigan con los consejos médicos que convengan a cada
paciente, incluido el tratamiento
farmacológico, pero para todos ellos no está demás señalar la dieta sin sal
como la principal norma a seguir. El medicamento no lo es todo.
Entre
las principales recomendaciones para prevenir o controlar la hipertensión
figuran la práctica de ejercicio físico, abstenerse de ingerir bebidas
alcohólicas y dieta equilibrada, pero no inciden en la importancia de cocinar
sin sal y de evitar alimentos curados y salados.
Es
fundamental seguir una dieta rigurosa sin sal para que la hipertensión esté
controlada. Esto no lo hacen bien en las consultas médicas. No ocurre en
Atención Primaria y tampoco en los hospitales. ¿Por qué no ocurre en Atención
Primaria ni en los hospitales? porque no hay nutricionistas en las consultas de
seguimiento de los pacientes dando pautas
adecuadas para cada caso.
La
nutrición del paciente hipertenso no parece ser tan importante como lo es la
del diabético y, sin embargo, parece que
tiene más fácil solución en el primer caso.
Cocinar
sin sal es la solución pero no solo eso, el hipertenso no debe comer nada al margen de esa dieta controlada y que no
esté cocinado sin sal.
En un
país como España, donde las cañas y los vinos van acompañadas de sabrosas tapas
y raciones de comida típica de cada zona, ¿qué opción le queda al hipertenso?.
Ninguna. Los restaurantes y cafeterías tienen que ofrecer sabrosos platos
elaborados con la indicación "bajo en sal" o "sin sal" como
ya lo hacen por ley las industrias que envasan alimentos.
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