Tienes
la pinta de un pulpo con tentáculos siempre alerta ejerciendo tu amenaza. Esta
vez la has armado bien gorda. Nuestros pulmones son tu destino al que trepas
con decisión y sin muchos obstáculos. Vivimos en tensión por si nos dejas sin
aliento.
No
lo queríamos creer, pero ya estás aquí, quizá en el suelo de mi cocina, en la
toalla donde ayer me sequé las manos en algún lugar de uso público. Quizá
incluso ya pululas por mi nariz, mis ojos y mi boca. ¡Maldita sea!
Nos
preguntamos a cuántos conseguirás derrotar antes de que cumplas 12 meses.
Porque llevas fecha del año 19, a saber desde cuándo te paseas por calles,
plazas y aeropuertos.
Sorprendes
por lo viajero que eres. Y vas a todos los sitios gratis, sin visados ni
permisos, sin tickets ni salvoconductos. Pero haces selección de personal, por
lo que parece. Llegaste a la Mesa del Congreso de los diputados, al colegio en
Madrid donde estudia la futura reina de España, y te sentaste en la mesa del
Consejo de Ministros. ¡Qué desfachatez la tuya! Ministros y políticos de alto
rango te conocen en primera persona. Alcanzaste incluso la casa del primer
ministro de Canadá, gracias a que encontraste refugio en la garganta de su
esposa, Sophie Grégoire Trudeau, de
viaje por Europa.
Por
ti estamos confinados en casa. Limitados de movimientos, incapacitados para vernos
con la gente. Ya no nos abrazamos ni nos damos besos de saludo desde hace
semanas. Eso ya sabíamos que era contraproducente. Ahora viene lo peor,
incapaces de hacer nuestra vida normal, por muy limitada que ya fuera, ahora
nos espera la incertidumbre de cuándo acabará la cuarentena, ¿serán 40 días o
más? Quien lo sabe. No queremos especulaciones, de esas circulan por las redes
en abundancia y nada nos aclaran, solo nos confunden, porque en cuanto a ti se refiere te describen como un
ser mutante y peligroso, difícil de conocer.
Dicen
que vas a quedarte entre nosotros, que un 70 por ciento de la población te
recibirá de algún u otro modo, que vamos a tener que entendernos si queremos
sobrevivir. Que de cada vez que te alojas en un cuerpo causas otras tres
conquistas más. El más viajero, el más contagioso y el más sibilino para
adentrarse en el ser humano. ¡Mira que aprovecharte de los más pequeños para
dar el salto a los abuelos que los cuidan estos días! ¡Serás maligno!
Habrá
casos en los que saldrás victorioso en la batalla, pero ¡que pírrica batalla,
bicho!, te cebas con los más débiles. Déjales que disfruten de la vida, o lo poco que les queda de ella.
También en Diario Siglo XXIhttp://www.diariosigloxxi.com/texto-diario/mostrar/1846441/cara-cara-coronavirus
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