Estábamos
tan metidos en faena, intentando sortear la pandemia del Covid19 en su tercera
ola, que no vimos que se aproximaban cuestiones menores que tienen su
problemática concreta de fondo.
Jamás
se me había pasado por la cabeza que Pablo Casado saldría con el cambio de sede
del Partido Popular al otro día de las elecciones catalanas. Es un despropósito
del que todavía no me he recuperado y creo que a mucha gente le pasa lo mismo
que a mí.
El
primer partido de la oposición, ese que debe marcar el rumbo al centro-derecha,
nos tiene en un desconcierto total. Como dijo el presidente gallego, Alberto
Núñez Feijóo, la casa es la casa, para bien y para mal, y no hay que
abandonarla cuando unos resultados electorales no son buenos. Que lo diga un
dirigente que ha conseguido mantener su mayoría absoluta sin la interferencia
de los otros dos partidos, Ciudadanos y Vox, le otorga autoridad y prestigio
ante el resto del partido, liderado por una persona menos experta que él.
¿Qué
hacer ahora, si ya está expuesta la idea? Si el Partido Popular quiere hacer
negocio sobre un edificio reconstruido con dinero negro, no vale con venderlo.
No nos olvidamos de lo que pasó. Romper con el pasado puede hacerse desde el
mismo escenario del crimen cometido. Precisamente permaneciendo en el sitio es
cómo podrían limpiar su imagen más pronto que tarde. Tienen varias opciones,
entre ellas la de alquilar una parte del edificio y del aparcamiento y
conservar la planta que da acceso a ese balcón de los éxitos vividos en el
pasado, por si ocurren de nuevo en el futuro. Así se pisa la marca que dejó mal
sabor de boca la corrupción.
Entre
los valores que atribuimos a los héroes
están los de la perseverancia y la paciencia. Y de eso carece este nuevo
PP. Necesita una refundación y un líder con experiencia y fundamento. Esas
cualidades las tiene, por ejemplo, el presidente gallego.
El
segundo desconcierto nos lo produce el apoyo que recibió estos días el rapero
Pablo Hasél tras su detención para entrar en la cárcel. Las algaradas en contra de su detención son
un motivo de preocupación y un ejemplo de cómo una sociedad sobre-informada nos
puede conducir a la desinformación, las noticias falsas y, en definitiva, a la
manipulación.
La
revista Interviu en su número 206, del año 1980, publicaba el siguiente titular en su portada: «Barcelona.
Morir por “Los Pecos”». Se refería a la muerte de una joven en un concierto del
dúo musical más famoso de aquel momento. La fallecida se llamaba Marta y era
una niña que acudió al concierto del parque de atracciones de Montjuic para
escuchar canciones como “Háblame de ti”.
Pues
Los Pecos aun tenían un pase, ya que emocionaron a mucha gente que acudía a sus
conciertos en vivo, ¿pero Pablo Hasél ha hecho algo positivo y artístico con su
rap? Por lo que leo de él se dice que levanta rabia y quiere la revolución pero
con esas ideas solo siembra desconcierto.
Por
una vez agradezco la frase de Isabel Ayuso que le voy atribuir a su asesor
Miguel Ángel Rodríguez cuando dijo de Hasél que tiene menos arte que cualquiera
de los deputados de la Asamblea de Madrid con dos cubatas en un karaoke. En
esta ocasión no parece desencaminada.
También en Liverdades: El desconcierto - Liverdades
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