La izquierda no está tan unida
Escribí
el pasado día 27 de abril, en vísperas de las elecciones generales, que nunca
antes la izquierda se había mostrado tan unida, al menos en los últimos
cuarenta años. Me desdigo. Era un truco de Pablo Iglesias para evitar una
debacle en las urnas. No había tal cambio en Unidas Podemos y su líder
consiguió a través del debate a cuatro en Radiotelevisión Española su objetivo:
hacernos creer que iba en serio, que lo suyo era hacer una labor a la izquierda
del PSOE para construir un gobierno de centro izquierda. Nos ha engañado.
No sé
Unidas Podemos, pero Pablo Iglesias bebe de la insurrección, la utiliza como
método de trabajo y algunos dicen que obra contra sí mismo. No lo sé, lo
desconozco, no nos debe importar.
Dije en
aquella ocasión, hace tres meses justos, que el que iba asaltar los cielos
estaba irreconocible en el debate mostrándose colaborador y fiel, como el
auténtico muñidor de la moción de censura contra Mariano Rajoy, nada que ver
con aquel acusador contra Felipe González y contra el PSOE histórico. Nada que
ver con el Iglesias Turrión de la fallida investidura cuando Pedro Sánchez iba de
la mano de Ciudadanos. Ahí ya supimos que no estábamos ante un político
tradicional, sino ante uno más complejo e imprevisible.
No hay
tal cambio, y lo memorable es la transformación que es capaz de hacer con tal
de ganar la batalla política revertiendo los principios más básicos de la
misma. No es un buen socio. Y no hay gobierno de izquierdas porque no es un político
al uso, es un dirigente subversivo, ocasional y sublevado contra la autoridad.
Por
tanto, me desdigo, no hay tal entendimiento de los partidos de la izquierda
como parecía que había el pasado día 27 de abril. Y a pesar de que la derecha
está fraccionada en tres bloques, pueden ganar las próximas elecciones y formar
un gobierno como los de Andalucía y otras comunidades.
Las
derechas se entienden porque ofrecen objetivos comunes claros, y aunque
Ciudadanos ocupa un lugar cambiante en el trío, no les será difícil llegar a un
acuerdo contra la izquierda. Eso les une muchísimo más de lo que estábamos
dispuestos a admitir.
Las
elecciones se ganan desde el centro y el gobierno que se forme debe obedecer a
ese principio. Gobernar para la mayoría y contra nadie en concreto. Si
Ciudadanos está a otra cosa, el Partido Popular y el PSOE deben entenderse y
llegar a un acuerdo de mínimos por la estabilidad del país.
No soy
la primera en apuntar en esa dirección, pero me reafirmo en que no era tan
buena idea la oferta variada de partidos, no facilitan la formación de
gobiernos y crean inestabilidad. A tener en cuenta que si volvemos al
bipartidismo, este se construye desde una opción de centro aplicando el sentido
común y dejando a un lado los errores del pasado que nos llevaron al
multipartidismo.
¿La
gran coalición? ¿Y por qué no?
También en Diario Siglo XXI.
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