En el municipio lucense de Pol recibieron sepultura los restos mortales de la enfermera Montserrat Labrada, presuntamente asesinada por su marido, un profesor de instituto, del que quería separarse. En Pontevedra seguimos buscando a Sonia Iglesias. Sobre ella investiga la policía si mantenía una relación al margen de la pareja para poder entender su desaparición.
Sobre María del Carmen Saavedra, aparecida muerta en la presa de Cecebre en el mes de abril, con unas pesas atadas a los pies, sabemos que se ha detenido a un fisioterapeuta con el que se relacionaba la fallecida.
En Padrón sigue el silencio entorno a la desaparición, y posterior aparición el 8 de agosto, de Natividad Eitor, de 27 años, casada. Esto es lo que va dando de si el verano en cuanto a violencia de género en Galicia.
"Que por qué mueren las mujeres, porque quieren liberarse" así lo manifestaba María Xosé Queizán (Informativo Galicia, TVE, diciembre de 2008).
Ni ellas mismas saben que mueren porque forman parte del Movimiento por la Liberación de la Mujer (MLM). "Todavía hay alguien más desconocido que el soldado: su mujer", decían las pioneras del movimiento.
Mueren porque están inmersas en el "problema que no tiene nombre", como lo explicaba Betty Friedan en La mística de la feminidad. El problema que no tiene nombre no les deja alcanzar todavía hoy sus metas. Para no hablar abiertamente de sus deseos, la sociedad les suministra a las mujeres otros problemas secundarios a los que ellas tratan como verdaderos obstáculos en su realización personal.Nos queda un largo camino por recorrer para conocer el trasfondo de lo que ocurre.
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