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jueves, 30 de agosto de 2012

Bretón, un producto de nuestra cultura patriarcal

El comisario encargado del caso de los niños desaparecidos en Córdoba dijo en televisión que el padre tiene una personalidad nada habitual, en concreto señaló "poco habitual, se lo aseguro". La respuesta obedecía a una pregunta sobre cómo lo cataloga la Policía, pues este comisario, Serafín Castro, tuvo la ocasión de entrevistarle y seguirle los pasos durante meses, y recorrer con el sujeto los escenarios del presunto crimen. Pues van a tener que descubrir más personalidades "poco habituales", porque la variedad de crímenes que tienen como móvil la violencia contra las mujeres está en aumento. Que la desaparición de los menores está relacionada con la venganza del padre contra la madre por iniciar los trámites de separación parece que ya no lo discute nadie. Esto lo confirmó el experto comisario en Tele5 y el experto en violencia de género, Miguel Lorente Acosta en El País. Llama la atención, sin embargo, la postura de algunos psiquiatras llamados a plató, para quienes decir "paternidad criminal" está fuera de lugar o es un error, pues -dice- es más común que la madre dé muerte a sus hijos que en el caso del padre. Es preocupante que un considerado entendido en la mente humana emita semejantes juicios, pues no apoyó sus afirmaciones en una estadística científica, pero es que, además, cuando estamos hablando sobre un hecho concreto decir lo anterior devalúa los argumentos consistentes del debate que están aportando personas de reconocido prestigio como los citados en el anterior párrafo. José Bretón, el padre de los niños desaparecidos en Córdoba, es un producto de nuestra cultura patriarcal porque el mismo afirmó a su ex mujer que le devolvería a los niños y que, en caso contrario, no sería un hombre. Sabe que no cumple los requisitos mínimos del patrón social en el que vivimos. No quería ser padre, y una vez en la responsabilidad de tener que asumir ese rol, no pudo aceptarlo, o al menos no sin su mujer al lado, y por eso rompió el sistema de juego establecido entre ambos. La personalidad de José Bretón es el punto de fuga, la rendija por la que se escapa el aire de un hogar construido a la medida del patriarcado, en el que unas personas están en posición superior a otras, en función del género. El detenido y presunto culpable de un crimen aún sin descifrar, es una pieza dislocada en el juego de subordinación que a veces la sociedad coloca en lugares habituales de "ordeno y mando", previstos para los hombres. No era la pieza adecuada y trastocó los planes de la estructura que estaba contribuyendo a construir.  El encarcelado seguirá con sus mentiras y sus manipulaciones, pero, independientemente de lo que haga, no debemos olvidar a Ruth, su ex mujer y madre de los niños desaparecidos, !Qué tarea tan extraordinaria está llevando a cabo! El futuro que le espera no será fácil pero deberá hacer un paréntesis en su vida, que se abre cuando conoce a José y decide unirse a él en pareja, y terminará el paréntesis cuando sus emociones le dejen. Para ello tendrá que pasar por el conocimiento de lo que digan las pruebas que faltan por aportar al caso, de violencia de género, y que nos dirán cómo fallecieron Ruth y José. Después vendrá el juicio y la condena. Tras lo cual tendrá Ruth que darse un descanso a sí misma. No sabemos si necesitará ayuda para rehacer su vida, y en este caso "rehacer su vida" quiere decir verse a sí misma de nuevo en el mundo, con un pasado tan trágico como el de haber perdido a sus hijos de 6 y 2 años.

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