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lunes, 1 de octubre de 2018

PROSTITUCIÓN Y UTOPÍA



En la entrevista de anoche en el programa El Objetivo de La Sexta, Pablo Iglesias respondió sobre qué hacer con la prostitución, que estarán a lo que diga el movimiento feminista.
No es lo que se espera de un partido nuevo, con ideas para la nueva política, alternativa por la izquierda a la vieja política. Aunque se le requirió más claridad en el tema, no se pronunció, sí adelantó que no tolerarán la trata ni asociación de empresarios de clubs de alterne.
No es suficiente. El movimiento feminista puede permitirse el lujo de vivir en la utopía. Primero porque en él habitan varios grupos de mujeres que tienen como idea común la liberación de la mujer, pero incluso en este movimiento  no todas las feministas quieren la abolición de la prostitución. Sin embargo, un partido político tiene que tener pragmatismo y hacer realidad la utopía, decir cómo y cuándo acabar con la prostitución. Esta no puede ser un trabajo, porque no dignifica a la persona.
Los principales diarios españoles de ayer, domingo, llevaron fotos de mujeres protestando en varios lugares del planeta por temas políticos diversos. Entre los mencionados estaban los siguientes titulares: "EE.UU. Kavanaugh o la élite criada entre excesos, alcohol y machismo";   "Bolsonaro: amenaza ultra en Brasil", los dos en la portada del diario El País. En páginas de interior: "Cientos de miles de brasileñas plantan cara en la calle a Bolsonaro". También: "Nos enfrentamos a Kamikaces de género", en alusión a los suicidas después de asesinar  a sus parejas e/o hijos, en la página 32 de la sección Sociedad. "La vida a bordo de un submarino", pudimos leer en la portada de La Vanguardia, que ilustraba el reportaje con una foto de una oficial a bordo.

Es decir, que las mujeres están en la primera línea de las protestas que demandan cambios sociales, y también trabajando duro, en silencio y con seriedad. Por ello, para llegar al fondo de lo que quieren cambiar las mujeres, hay que leer sus demandas. Los ejemplos señalados indican que los hombres propuestos para cargos de alta responsabilidad no reúnen las condiciones de idoneidad necesarias. El parámetro de medición ha cambiado.  La prostitución es el ejemplo más claro de la subordinación de las mujeres al género masculino. La utopía actual es la igualdad. Cómo alcanzarla es una cuestión política.


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