Nadie parece dispuesto a ayudar a Pakistán, devastado como está por las inundaciones. Ocho millones de personas desplazadas por las lluvias piden ayuda sin obtener respuesta. El Gobierno carece de medios técnicos como helicópteros y aviones para llegar a todos los campos de refugiados.
El ejército, más entrenado por estar luchando contra los insurgentes talibanes, responde con mayor eficacia que el propio Ejecutivo compuesto por civiles. La catástrofe está siendo mal gestionada hasta el punto que tuvo que ser la ONU quien pida ayuda internacional para llegar con alimentos y agua a los cientos de miles de damnificados. Un portavoz del ejército secundó las necesidades expuestas por Naciones Unidas.
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