ESCRITORES PEDÓFILOS
Siempre estuvieron ahí: escribiendo, con mando en el ejército, como maestros, como alcaldes, como dignos mandatarios, presidentes y ejecutivos. Todos alcanzaron los puestos más altos no por pedófilos, pero sí porque eran hombres. Eran indiscutibles. Eran honrados porque se les suponía. Tenían méritos propios y reconocidos. Pero lo que antes se veía como neutro, objetivo y universal, ahora se ve carente de todas esas cualidades porque faltaba pasar la situación por el filtro del género.
Unos hacen películas de cine y son prestigiosos en su faceta; los hay que escribieron después de ganar el Premio Nobel de literatura aquello de "Memorias de mis putas tristes"; otros lo han dicho en televisión. Entre risas y carcajadas, cuando ya no pueden ejecutar la fechoría la cuentan o la cuentan sin haber sucedido. Pues ya no va ser así en adelante. La pedofilia es un delito, un acto reprobable por la sociedad de hoy y no valen excusas de políticos y políticas que dicen hablar en nombre de la buena literatura y en contra de la censura draconiana. No, estamos hablando de derechos; de quien los tiene muy limitados porque una parte de la sociedad se los ha auto otorgado de manera sobrecargada en detrimento de la otra mitad de la población. Además de esa mitad y algo más de la población tenemos a los niños y a las niñas que, por razones obvias, hay que proteger de manera especial frente a villanos.
Es noticia del día.-
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