LOS APELLIDOS DE LA MADRE
Ante todo espero que se imponga el sentido común cuando se debata en el Parlamento el proyecto de ley de Registro Civil y prevalezca en primer lugar el apellido de la madre. No se trata de quitar la primacía del apellido paterno, se trata de hacer justicia a miles de personas nacidas de madre soltera.
Por desgracia, el proyecto nace mal explicado, si leemos la noticia en la prensa y la escuchamos en los medios audiovisuales, no encontramos sentido a las novedades que se van a producir y sí muchos interrogantes.
Pedro J. Ramírez tacha el proyecto de "imbecilidad" y él mismo reconoce que no suele utilizar tales descalificativos; argumenta que va provocar el caos y que vamos a sustituir un mecanismo estable por otro discutible.
Se nos dice que dejará de prevalecer el orden del apellido paterno en primer lugar para los/las recién nacidos y que el criterio general será el acuerdo del padre y de la madre para imponer ese orden. En caso de desacuerdo se elegirán los apellidos por orden alfabético.
El Grupo Socialista del Congreso no ha tenido el valor suficiente para imponer la razón única e indiscutible: el apellido de la madre en primer lugar, salvo que madre y padre acuerden otro orden de apellidos entre ambos.
¿Por qué el apellido de la madre en primer lugar? Porque todos tenemos madre, no siempre se conoce o se puede facilitar en el Registro el apellido del padre y cada día nacen más hijos de madres solteras. Según datos facilitados por la Cadena Ser en el mes de septiembre, "uno de cada tres niños/as nace fuera del matrimonio". Son datos de un estudio de Eurostat, que resalta el rápido cambio que ha dado la sociedad española en la última década. Los/las hijos/as nacidos/as fuera del matrimonio han pasado del 14,5 % en 1998 al 31,7 % en 2008.
Cada vez más las mujeres recurren a la maternidad en solitario tanto de forma natural como con la ayuda de técnicas de fecundación y reproducción asistida, por tanto tendremos madres; sabremos siempre quienes son las madres de los/las recién nacidos/as, pero no sucederá lo mismo con el padre. Conviene confiar en el criterio de las madres, que antes lo eran por razones muchas veces de fuerza mayor y ahora por decisión propia. Demos un sentido a ese esfuerzo personal y a esa lucha en solitario que han librado a lo largo de la historia.
Es un cambio muy importante el que se va tomar con la modificación de la ley. El orden de los apellidos de los/las recién nacidos es un tema de gran interés; algo que está muy vivo en la sociedad. En el fondo se trata de la libertad de las mujeres a la hora de ser madres, decidir sobre el futuro de sus hijos, como ha sucedido a lo largo de la historia sin contar muchas veces con el apoyo del padre y con el descrédito de los hijos nacidos fuera de una familia tradicional.
Que no va haber libro de familia, si se quiere ahorrar papel me parece bien, pero lo importante es el sentido de igualdad que se ofrece a todos/as los/as nacidos/as llevando el apellido de la madre y, voluntariamente, también el del padre. En este último caso siempre que haya acuerdo entre ambos para inscribir el orden de los apellidos. Eso sería lo razonable. Recordemos que en el mundo anglosajón las mujeres pierden el apellido al casarse. Aquí no. ¿Por qué iba a ser el apellido del padre el que prevaleciera si el que conocemos seguro es el de la mujer que trae al mundo ese/a hijo/a?
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