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miércoles, 1 de diciembre de 2010

EL FÚTBOL Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA MASCULINIDAD


Con el resultado del Barça-Madrid como tema de actualidad y la independencia que me da el no tener compromiso emocional, económico o geográfico con ninguno de los dos clubs, quiero matizar aspectos que tienen mucho que ver con el resultado tan favorable al Barça y tan deprimente para el Real Madrid.
En primer lugar, a tener en cuenta que, cada vez hay más mujeres en los campos de fútbol como espectadoras. También hay fútbol femenino, pero ése es otro tema.
De las que iban como espectadoras y seguidoras de alguno de los dos equipos en liza, las había el pasado lunes exaltadas gritando a la pantalla de los bares y establecimientos llenos a rebosar, cuando Ronaldo estaba siendo protagonista, "¡chulo, chulo, chulo!". Se supone que su pasión por el club contrario les llevaba a esa increpación, que era sólo de mujeres y no secundada por hombres.
Estoy segura de que todas y cada una de estas mujeres que se quejaban de la actitud chulesca de Ronaldo se rendirían a sus encantos antes del primer sorbo de una copa que tuvieran ocasión de compartir con él.
Los más pequeños se reían de sus bicicletas "¡Qué mariconadas hace este Ronaldo!".

De la violencia exhibida la hay explícita, la que todos vimos, y la oculta, la que pasa desapercibida o se interpreta de distinta forma a conveniencia según la tendencia de las personas a favor o en contra de cada equipo. De esta última ha hecho gala Guardiola. El momento clave cuando ejerció esa violencia no explícita,  y que es de un enorme calado en las personas que la reciben,  fue cuando le ofreció en mano el balón a Ronaldo. Si fuera otra persona cualquiera a la que le toca recoger el balón por la banda, no pasaría nada, pero tuvo que ser el propio Guardiola quien ¡oh, casualidad, me vino a mí la pelota! y Ronaldo respondió con ese empujón que fue toda una expresión de odio y rechazo.

Pero Cristiano Ronaldo es un ejemplo para muchos jóvenes y lo que él haga o deje de hacer repercute en la sociedad que alimenta su fama. Es un buen jugador, tiene éxito, dinero y es reclamado en muchos lugares desde los que se proyecta su personalidad. Su individualismo es algo que debe preocupar a su entrenador y al propio club, pero su sexualidad, la forma de ejercer su interés sexual, es algo que tiene que ver con sus éxitos y fracasos en el fútbol. De su sexualidad nos dio una muestra al hacer público que ha sido padre y de qué manera. Maneras que nos indican cómo aborda este chico sus necesidades afectivas y sexuales: con la misma impronta que ejerce de futbolista, y eso es de lamentar. Tiene que aprender a manejar sus emociones antes de salir al campo y manejarlas, con el preservativo en la mano y donde haga falta colocarlo, cuando el deseo sexual le apriete. Mourinho tendrá que hacer ejercicios de respiración con él si quiere sacarle buenos resultados. Pero para resolver el control del deseo no bastará con manejar el condón, tendrá que coordinarse con su partenaire, y eso le vendrá bien también en el campo.

Decía que había muchas mujeres en el Camp Nou, muchas también viendo el espectáculo por televisión, pero muchas otras no se interesan por el fútbol. De las que no se interesan por el fútbol muchas escogieron a esa hora acudir a cursos de La Maleta Roja, sesiones llamadas de "tuppersex para mujeres" de las que hablan cada vez más los medios de comunicación. En estas sesiones las mujeres pueden apreciar la utilidad de diferentes penes. Los hay de distinto tamaño y forma.
Los hay con propiedades inimaginables en los naturales y también de distintos colores. Hay alguno que se parece a la piel humana pero de enormes dimensiones, destinado a las relaciones homosexuales, fundamentalmente, pero se exhibe en sesiones para mujeres, por si alguna quiere probarlo "con su chico".
Se trata de vender productos,  no de formar en la sexualidad,  por eso no se aprende en estas sesiones a manejar el condón con propiedad, entre hombres y mujeres. Ese utensilio lo venden en cualquier otro sitio.
La masculinidad se construye en el campo y en la vida privada, y lo que se hace en un ámbito se refleja en el otro.

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