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jueves, 6 de enero de 2011

ÁLVAREZ CASCOS Y SU RETIRADA


El estilo de Álvarez Cascos, con ser primo hermano asturiano de Mariano Rajoy, nada tiene que ver con el de él. El actual presidente del Partido Popular es exquisito, refinado y moderno. Está a años luz del otrora ministro de Fomento, premiado con la Medalla de Oro de Galicia tras la gestión del Prestige. Recordamos con horror aquel galardón y hoy creo que no se repetiría ese gesto.

Se han dicho varias insensateces respecto al conflicto asturiano, al no ser designado candidato Álvarez Cascos a la presidencia del Principado de Asturias. En primer lugar Cascos no deja el Partido Popular después de 30 años de militancia porque el Partido Popular, refundado, nació hace 21 años exactamente. Y ahí estaba Álvarez Cascos, sí. Con él contó Manuel Fraga recién llegado a Galicia para llevar a los conservadores a la Moncloa. Alianza Popular pasó entonces a denominarse Partido Popular y nació así una nueva etapa. La militancia anterior de Álvarez Cascos no cuenta, aunque fuera en el mismo partido de la derecha que lideraba el "patrón" gallego.

Si comparamos lo que pasa en el Partido Popular con Álvarez Cascos y lo que ocurrió en Valencia con Antonio Asunción en el Partido Socialista, vemos lo diferente que actúan uno y otro partido con sus representantes. La contundencia de los socialistas y el paternalismo de los populares demuestra una forma de ser que quiere hacer bueno a un Álvarez Cascos sin fundamento en la vida política actual. Quizá en Valencia las medidas tomadas contra Asunción son extremas e innecesarias. En el PP importan las personas, en el PSOE, las reglas internas.

Parte de la militancia del partido conservador añora la mano dura de Cascos y la echa de menos porque la asocia con la etapa de Aznar, pero hay que recordarle al político asturiano que ni siquiera en su vida privada ha sido consecuente y lo que parecía una queja de sus enemigos ante la fastuosa boda con Gema, resultó cierto que tampoco iba en serio porque sólo respeta las reglas de su propia ambición personal. Las apuestas sobre su egolatría en la pista de baile se confirmaron: el novio era él y respecto a las candidatas, todas tendrían una posibilidad, si el apuesto galán se lo proponía.

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