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lunes, 5 de diciembre de 2011

SER SOCIALISTA HOY

Acaban de celebrarse elecciones generales y las ha ganado el Partido Popular por mayoría absoluta después de casi ocho años de gobierno socialista. Estamos en esta crisis bancaria y de inestabilidad de los mercados financieros, de capitales y de monedas. Las primas de riesgo prácticamente sin control y cambios de los gobiernos en Portugal, Grecia e Italia. Ha conseguido en buena medida esta crisis echar a Rodríguez Zapatero de la Moncloa. Vamos a ver cómo se organizan entre sí los gobiernos conservadores de Europa.
Con el peor resultado electoral de esta etapa democrática, al PSOE le corresponde renovarse. En primer lugar porque Rodríguez Zapatero ya se iba, y en segundo lugar porque el resultado indica que hay que hacer cambios en la dirección del partido.
Los dos candidatos que se postulan para la secretaría general y de los que se habla en los medios de comunicación son Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón.
Dice un patriarca de la organización, admirado y respetado, también por mí, que las claves que siempre se han tenido en cuenta en momentos como éste son equilibrio territorial, edad de las personas y el género.
Ser socialista hoy requiere, según mi tesis, que el género debe ser la primera consideración a tener en cuenta porque influye en las otras dos. A las mujeres hay que ofrecerles la posibilidad de ejercer cargos públicos cuando sea su momento, y éste puede ser tanto a los 40 como a los 60 o quizá dos décadas más tarde. Si lo que importa no es el sexo, (pongamos aquí edad) sino las personas y su cualificación, apliquemos el mismo principio y parémonos a pensar cuándo es oportuno para cada mujer disponer de tiempo para dedicarse a la vida pública. La edad no puede descartar por igual a un hombre que a una mujer. No seriamos justos por el rol social que cada uno cumple tanto en la vida privada como en la pública. Por tanto, para ser justos desde el punto de vista de la igualdad, la experiencia y el tiempo dedicado a la crianza de los hijos debería contar como mérito añadido para ejercer cargo público.
Ser socialista hoy implica tener en cuenta el cambio generacional. Cuando se refiere el patriarca a la edad de las personas está hablando de tiempo generacional, y es aceptable, pero yo añado que hay que tener en cuenta como primera condición la del género. Porque por el género comienza la democracia interna de los partidos. En este apartado reseñar que me sorprendió la queja sobre la generación que ha pilotado el PSOE en estos doce años. Según el respetable patriarca, Rodríguez Zapatero es el culpable de que no haya en estos momentos un recambio preparado. Un padre no puede hablar mal de sus hijos porque es un nefasto ejemplo a seguir y además en todas las etapas se cometen errores e incluso injusticias.


Ser socialista hoy nos obliga a ser respetuosos con el equilibrio territorial. Se dijo que tampoco fue acorde con los estatutos socialistas esta dirección porque un militante de León y otro de Galicia no son representativos del partido que fundó Pablo Iglesias. Hay otro problema con la geografía para el ilustre patriarca, que Carme Chacón no puede liderar el PSOE porque representa a otro partido independiente como es el PSC.
Por lo visto y leído, ninguno de los dos candidatos sirve, uno por viejo y desacreditado en las elecciones y la otra porque no cumple el código interno del partido referido al equilibrio territorial. Hay que buscar una/un líder y a toda prisa. Un congreso ordinario sólo puede parchear la situación y posponer esa refundación, que desde fuera reclaman.
Si descartamos los catalanes por independentistas, a los gallegos y leoneses por insignificantes, nos quedan como núcleos duros Madrid, Valencia y Andalucía. Parece que tiene que venir la solución de estos pesos pesados y que sólo ellos pueden aportar un/una futura líder con capacidad para encabezar una candidatura a la presidencia del Gobierno.
Me pregunto si los términos "territorio", "edad" y "género" no son más que claves para concentrar y al mismo tiempo distraer la atención de los delegados con derecho a voto para que los de siempre controlen el congreso en el que se decide el futuro de la organización. Una organización política que debería mirar a los desafíos que tiene por delante, no sólo en España sino también en Europa.
Ser socialista hoy obliga a sus dirigentes a plantearse los temas básicos que preocupan a la gente como el trabajo, la salud, la educación y el bienestar en general. No se puede tolerar que la crisis financiera les pille hablando de políticas de altos vuelos sin darse cuenta que las triquiñuelas de los nuevos ricos nos estaban segando la hierba bajo los pies.
El problema de la desubicación del pensamiento socialista no se ciñe a España. En Francia están enrocados en ver en el caso Strauss-Kahn un nuevo Dreyfus, con páginas escritas por encargo directo, o indirectamente, desde Hollywood, sin centrar el tema en lo que realmente es: una cuestión de género. Tenemos una igualdad aparente en los partidos en los que perduran formas de gobierno y poder tremendamente patriarcales, que reducen las posibilidades de las mujeres a un porcentaje que no es equitativo en cuanto a la representación, luego no es acorde el sistema con esa igualdad que se proclama y se venera. El sistema patriarcal mantiene a las mujeres subordinadas a los hombres y esta subordinación quedó expuesta en Francia entre los socialistas con el caso Strauss-Kahn porque sólo el sondeo que amenazaba un fracaso al candidato, hizo al partido reaccionar y elegir a otro, cuando en realidad debería la organización, por un código ético interno, descartarlo por haber cometido presunto atentado a la libertad sexual de varias mujeres.
Ser socialista hoy debe significar un respeto absoluto en primer lugar por la vida de las personas, por tanto defensores de la paz. En segundo lugar debe consagrar en su código interno el derecho a la libertad sexual de las mujeres y no tolerar en absoluto cualquier amenaza a la integridad moral de niñas y niños.
Si le pidieran a un socialista que clasificara por gravedad los delitos que puedan cometer sus militantes, debería comenzar por rechazar a quien quita la vida a otro ser humano, en segundo lugar apartaría de su lista de venerables a quien priva a otro ser humano de su libertad sexual. En tercer lugar sería condenado quien priva de la libertad de movimiento a otras personas y luego vendrían los delitos contra la propiedad. La persona, y no la propiedad, debe estar en el centro del discurso de un socialista de hoy.
Los bienes materiales deben estar al servicio del bienestar social. La conservación de la naturaleza, el control de los recursos naturales y un consumo responsable pensábamos que eran prioritarios en los partidos socialistas europeos, pero vemos con la crisis financiera que no era así. Los socialdemócratas alemanes deberían estar muy perdidos, muy confundidos o muy corruptos para no abrir boca cuando en el año 2005 se aprobó de nuevo la entrada en Europa de material de construcción fabricado en Canadá con amianto. Que se consienta en Alemania quiere decir que en España, capital de la burbuja inmobiliaria, tenemos en nuestras viviendas y en nuestros almacenes amianto prohibido por un tubo. ¿Y qué hacía nuestro partido socialista, el francés, el sueco, el noruego y el italiano? Suponemos que ocuparse de las altas finanzas.


(C) Áurea Sánchez.-

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